En sus actas se menciona su orígen proveniente de una familia patricia de Roma y entre otras cuestiones se enfatiza la devoción a Dios que la santa tenía. Un obispo del medioevo llegó a sugerir que Santa Cecilia es la segunda después de la Virgen María, pues guardó su virginidad aún después del matrimonio.
La devoción popular por Santa Cecilia puede verse tanto por su presencia en la liturgia junto a sólo otras seis virgenes en el Canon romano de la Misa, como en las manifestaciones artísticas de pintores como Rafael, Dolci, Cimabue, Van Eyck, Poussin, Pinturicchio, Domenichino. Haendel y Haydn le dedicaron obras musicales. Asimismo es una de las Santas a la cual se la ha dedicado gran cantidad de basílicas en toda Europa.
La historia de Santa Cecilia está llena de significados simbólicos para la Iglesia comenzando por su jóven promesa de castidad, su sacrificio y mas tarde su entregado martirio en virtud de la fé católica en una época en la cual el crsitianismo aún era perseguido. Sin embargo, del conjunto de relatos que conforman su historia, la única alusión que se encuentra referente a la música es la escena durante su propio matrimonio mientras los invitados se divertían y los músicos tocaban, ella se recogió en un rincón para cantarle a Dios pidiendole ayuda por verse forzada a aceptar el matrimonio impuesto por su padre.
El hecho de que las representaciones que existen de Santa Cecilia y que nos han llegado desde fines de la Edad Media la muestren ejecutando algún instrumento musical, podría sugerir que aunque en sus actas no figure mayor información, las historias pasadas de boca en boca a través de los años sí hicieran referencia a su profunda vocación por la música. Es presumible que los artistas de esa época hicieran más caso a las historias orales que a los escritos oficiales que pudieran existir en poder de clérigos, y de esta manera las pinturas e ilustraciones nos cuenten más sobre Santa Cecilia y su significado como Patrona universal de los músicos.
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